Comer sano en McDonald’s es posible

EL FAST FOOD DE MCDONALD’S

Me atrevería a afirmar que casi el 100% de la población perteneciente a países desarrollados ha comido alguna vez en su vida una hamburguesa en uno de los restaurantes de la cadena McDonald’s. Los motivos pueden ser muy diversos: unos lo habrán hecho porque les encanta este tipo de comida, otros porque les resulta muy cómodo y barato,  algunos porque los amigos o la familia se empeña en ir a comer allí un viernes por la noche y muchos por necesidad, sobre todo cuando estamos de vacaciones en un país extranjero y no sabemos muy bien dónde comer o qué elegir (los productos de McDonald’s tienen la ventaja de que son más o menos los mismos en cada uno de los restaurantes que hay repartidos por todo el mundo).

Desde los inicios de la cadena de restaurantes McDonald’s, se empezó a llamar a la comida que preparaban “Fast Food“, “Comida Rápida” o “Comida Basura“. Esto es así debido a la oferta de alimentos que presentan. En su mayoría se trata de alimentos ricos en grasas saturadas, colesterol, azúcares simples y sal. Esto se debe a los ingredientes que se utilizan y al modo de preparación de sus comidas. McDonald’s emplea muchas salsas para condimentar tanto sus hamburguesas como sus ensaladas, e incluso utiliza salsas dulces para postres como los helados. Además, la mayoría de los menús nos los presentan acompañados de patatas fritas y algún refresco azucarado y carbonatado. Pero como ocurre en cualquier otro restaurante, sea del tipo que sea, la elección final está en manos del consumidor.

 

COMER SANO EN MCDONALD’S ES POSIBLE

A pesar de tratarse McDonald’s de un restaurante “Fast Food” o de “Comida rápida”, si sabemos elegir bien los productos a consumir, seremos capaces de alimentarnos de una manera saludable en cualquiera de sus establecimientos. Sólo no debemos dejarnos llevar por las fabulosas fotografías de hamburguesas perfectas que vemos frente al mostrador (cuando te sirven la tuya nunca es igual a la de la foto y a veces ni siquiera se parece). Habrá que detenerse un poco y dedicar unos minutos a leer atentamente toda la oferta de comidas que tenemos a nuestra disposición, para después poder elegir aquellas combinaciones de alimentos que mejor se adapten a nuestras necesidades y a lo que realmente queremos tomar.

Es muy importante que tengamos siempre en cuenta que si pretendemos no ingerir demasiadas calorías en un almuerzo o una cena realizada en McDonald’s, deberemos conocer de una manera aproximada el valor energético (calorías) de los productos que tenemos ante nosotros. Conociendo dicho valor energético podremos adaptarnos a nuestras necesidades de energía para un almuerzo o una cena.

Para entenderlo con más facilidad, os planteo un ejemplo práctico. De manera general, la cantidad de calorías que debemos ingerir durante un almuerzo debe ser el 35% del total de calorías y durante una cena, el 25% . Para una persona con actividad moderada, que tiene una tasa metabólica total de 2000 Kcal (esta tasa depende de factores como edad, sexo, altura, peso, actividad física o porcentaje de grasa corporal), las calorías que debe ingerir en un almuerzo no deben ser superiores a 700 Kcal y durante una cena, 500 Kcal. Aunque estas cifras van a estar muy influenciadas por el nivel de actividad física que realiza el individuo en cuestión. Si la persona tiene un nivel de actividad física más alto, quemará más energía a lo largo del día y, por tanto, podrá comer un poco más en cada una de sus comidas. Si la persona es sedentaria y no tiene actividad física durante el día, sus necesidades energéticas serán menores, quemará menos energía a lo largo del día y deberá reducir la ingesta calórica en sus comidas.

La clave de toda alimentación equilibrada se sustenta bajo dos pilares:

  • Equilibrio de nutrientes ingeridos: Las proporciones adecuadas de ingesta de nutrientes a lo largo del día deben ser 10-15% proteínas, 25-30% grasas, 50-55% hidratos de carbono.
  • Equilibrio energético: Las calorías ingeridas a lo largo del día deben ser iguales a las calorías quemadas, es decir, el balance energético entre ingesta y gasto debe ser nulo (igual a cero).

Si no respetamos estas dos máximas de la alimentación equilibrada estaremos ante un desequilibrio nutricional, que puede presentarse tanto en un aumento de peso y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como en una pérdida de peso y desnutrición.

Ambos extremos pueden darse incluso cuando uno se alimenta en un restaurante McDonald’s. Dos experimentos llevados a cabo en Norte América nos explican cómo una mala o buena elección de los productos McDonald’s puede afectar a nuestro peso y, en consecuencia, a nuestra salud.

El primero de ellos dio la vuelta al mundo por los increíbles resultados obtenidos. En 2004, Morgan Spurlock se alimentó durante 30 días de las comidas que ofertaban en McDonald’s. Allí realizaba 3 comidas al día, desayunaba, almorzaba y cenaba. Él lo hizo un poco a lo loco y sin cabeza, eligiendo siempre las comidas más calóricas y los menús más grandes. Os hablo del documental Super Size Me. El día 1 del experimento, Spurlock estaba completamente sano y pesaba 84’1 kg. Pasados los 30 días, su peso aumentó 11’1 kg. Además de este notable aumento de peso, Spurlock experimentó cambios de humor (la comida basura aumenta el riesgo de depresión), disfunción sexual y daños en su hígado. Tardó 5 meses en recuperarse totalmente y en bajar los kilos cogidos durante esos 30 días de experimento.

El otro experimento está completamente en contraposición a éste. Lo llevó a cabo el profesor John Cisna, que pretendía demostrar que adelgazar también es posible si te alimentas únicamente de la comida de McDonald’s. Él, durante 90 días estuvo desayunando, almorzando y cenando en restaurantes McDonald’s, pero a diferencia de Spurlock, lo hizo con cabeza, sabiendo qué elegir y qué tamaños eran los adecuados para no sobrepasar las 2000 Kcal/día que debía consumir y conseguir así bajar de peso. Para hacer esta tarea de pérdida de peso más efectiva empezó a realizar algo de actividad física de manera moderada, caminando cada día unos 45 minutos. Así consiguió quemar cada día un extra de 200-300 Kcal, lo suficiente para que el peso fuese descendiendo. Los resultados fueron asombrosos, pues tras esos 90 días, Cisna logró perder 16 kilos y sus niveles de colesterol sanguíneo descendieron de 249 a 170.

CONOCE LA INFORMACIÓN NUTRICIONAL DE MCDONALD’S

“El compromiso de Calidad de McDonald’s se basa en servir a diario productos recién elaborados y seguros a sus clientes. Sabemos que la calidad del producto y la seguridad alimentaria son fundamentales para nuestros clientes. Nos tomamos muy en serio su satisfacción así como la confianza que depositan en nosotros cada vez visitan uno de nuestros restaurantes.” Este párrafo lo podemos encontrar entrando directamente en la sección de calidad de la web de McDonald’s España.

Los controles tanto de calidad como de higiene y seguridad alimentaria o nutricionales a los que están sometidos constantemente los restaurantes McDonald’s, los hacen unos de los más seguros y de mayor calidad a los que puedas ir en todo el mundo, a pesar del tipo de comida que ofertan. Yo personalmente, me fío más de la calidad e higiene de un restaurante McDonald’s, antes que de cualquier otro restaurante que pueda encontrar en cualquier ciudad del mundo, y McDonald’s quiere que conozcas su compromiso y que sepas que lo indicado en el párrafo anterior es realmente cierto.

Además, ya podemos encontrar en su web la información nutricional de cada uno de sus productos. Para conocerla debemos ir a la sección sandwiches y seleccionar el que más nos interese. Incluso ya ponen toda esta información nutricional en los envases de cartón que envuelven las hamburguesas. En la web de España, sólo vienen representados los valores de energía, grasas, hidratos de carbono, proteínas, sal. Sin embargo, en la web original de USA permiten la descarga de unas hojas informativas donde se detallan todos los valores de calorías, grasas, colesterol, carbohidratos, sodio, fibra alimentaria, azúcares, proteínas, vitaminas A y C, calcio y hierro. Si aprendemos a utilizar la información nutricional que McDonald’s nos brinda sobre sus productos, seremos capaces de alimentarnos de manera saludable en cualquiera de sus restaurantes.

TU DECIDES QUÉ COMER EN MCDONALD’S

Como he dicho antes, el consumidor es el que tiene la última palabra a la hora seccionar aquello que va a tomar, y aunque te den ofertas que a simple vista son muy apetitosas y tentativas, siempre puedes elegir la variante de hamburguesa o menú más saludable.

Lo primero que debes tener claro es que el tamaño normal de hamburguesa o menú es suficiente para cubrir tus necesidades energéticas. A la hora de pedir ante el mostrador siempre te pondrán el tamaño grande de todo, que vale 60 céntimos más que el tamaño normal. Lo típico es pensar “por tan sólo 60 céntimos más, me llevo un menú mucho más grande, ¡valla chollo!”. Esta es una idea errónea, pues la gula es la que habla por nosotros. Estaremos ingiriendo unas 200-300 kcal extra (dependiendo de cada elección) y al final resultará muy difícil terminar toda la comida que hemos pedido. Dejad claro en el mostrador que queréis el tamaño normal, no el grande.

A la hora de elegir patatas fritas como acompañamiento a vuestra hamburguesa, pensadlo dos veces. ¿Realmente os gustan las patatas congeladas y fritas que ponen en McDonald’s? La mejor opción será siempre una ensalada con vinagreta, que nos aporta un toque de frescor y mucha fibra.

Cuando os pregunten ¿quiere más ketchup? ¿Quizás salsa mahonesa o mostaza? Responded que no. La cantidad de salsas que le ponen por defecto a todas las hamburguesas debe ser más que suficiente. Incluso, si queréis, podéis pedir en el mostrador que vuestra hamburguesa no lleve salsa. Así estaremos reduciendo un poco las calorías que aporta la hamburguesa.

Por supuesto, olvídate de los complementos a tu menú, es decir, de esos “snacks” que nos ofrecen a muy buen precio, que en principio parece poca cantidad y que por tanto nos podremos comer sin problema alguno, pero que son altamente calóricos y grasos. Incluso como complemento opcional a tu menú McDonald’s puedes elegir ¡otra hamburguesa! Esto es de locos…

Si quieres seguir en la línea de comer sano en McDonald’s, lo último que te queda es saber elegir tu bebida. El agua es una muy buena opción, aunque también puedes optar por beber un refresco light (0 Kcal). Si te decides por elegir un zumo de fruta, debes saber que esta bebida tiene muchos azúcares añadidos y que estarás aumentando la ingesta calórica.

Desde hace unos años McDonald’s ha incorporado a su oferta para postres, fruta natural. Ésta sería la que debemos pedir para terminar con nuestro menú equilibrado.

Ya sabes, tú decides qué comer en McDonald’s.

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